Al margen de esto, muchas veces ocurre que observamos en nuestros hijos comportamientos de "dejarse llevar" por la mayoría, es decir, no saber decir que no. En los grupos de niños podemos comprobar como hay niños más líderes y capaces de arrastrar a los demás, aunque éstos sepan que está mal lo que se les está pidiendo hacer. Este comportamiento se hace más notable cuanto más crecen si no aprenden a manejarlo desde pequeños.
Enseñar a nuestros hijos e hijas a diferenciarse del resto es un bien que les haremos para su futuro y que nos agradecerán de adultos.
Enseñar a decir no, o a ser diferentes, es lo que llamamos comportamiento asertivo. La asertividad es un
estilo de comunicación que persigue principalmente un objetivo: respetar tus propios derechos, pensamientos, sentimientos sin faltar y sin imponerlos sobre otros.
Imaginemos que estamos esperando una cola para comprar unas
entradas a un concierto que teníamos muchas ganas. Llevamos dos horas haciendo
cola y de repente llega una pareja de jóvenes y se coloca delante de nosotros.
Podemos reaccionar indignados, enfadados a más no poder, insultando y faltando
al respeto; o bien podemos callarnos y aguantarnos porque nos da vergüenza
decir lo que sentimos y lo mal que nos parece o pensamos que no merece la pena;
o por último, podemos dirigirnos a la pareja, con respeto y educación, y
manifestar nuestra queja y pedir que se pongan al final de la cola ya que
estamos en nuestro derecho. Ésta última manera de proceder sería la realmente asertiva.
La asertividad no es fácil para los adultos, cuanto peor será para los niños, pero es un comportamiento que se entrena, se moldea y se modela. Si somos asertivos ante nuestros hijos, ellos aprenderán a serlo. El comportamiento asertivo además, previene también el acoso escolar ya que serán capaces de defenderse de los agresores. Es más, si todos aprendiésemos a ser asertivos no existiría ni tendría cabida la violencia o el acoso.
Para enseñar a los niños a ser asertivos, lo primero imprescindible es enseñarles cuáles son sus derechos asertivos. Una adaptación de éstos para niños puede ser la siguiente:
Tienes derecho a ser protagonista de tus propias emociones, pensamientos y comportamientos, y eres responsable de tus actos y de las consecuencias de lo que sientes, piensas y haces.
No tienes que dar excusas a todo el mundo por lo que haces.
Si las cosas van mal, no es por tu culpa.
Puedes cambiar de opinión si te sientes incómodo.
Cuando cometes un error puedes admitirlo sin avergonzarte.
No tienes obligación de saberlo todo. Puedes decir "no sé" sin sentirte mal.
No tienes por qué ser amigo de todos, ni tiene por qué gustarte lo que todo el mundo hace.
No tienes por qué demostrar a nadie que tienes razón.
No tienes que entenderlo todo, y puedes decir "no lo entiendo" sin sentirte mal.
No es necesario que seas perfecto, y no tienes por qué sentirte mal cuando eres simplemente TÚ.
Pensemos por un momento que estos derechos se nos aplican directamente a nosotros mismos, y que somos nosotros, padres y madres, como educadores naturales de nuestros niños los que hemos de ejercer estos derechos y hacer que los ejerzan también con nosotros... parece tarea complicada ¿verdad?
Con los niños muy pequeños es importante utilizar ayudas y simulaciones para enseñar comportamientos, y más si son vinculadas con las habilidades sociales y emocionales. Utilizar cuentos suele ser un buen recurso, ¿quién no conoce "El traje nuevo del Emperador"? Trabajar con cuentos como este puede ayudarnos a explicar a nuestros hijos en qué consiste ser capaz de decir lo que uno piensa, siente o quiere aún en contra de la mayoría y sin sentirse mal por ello.
En definitiva, lo que queremos es enseñarles a:
• Decir " no" sin sentirse culpables
• Saber expresar lo que sienten o piensan a los demás
• Hablar diciendo la verdad sin necesidad de herir
• Favorecer las relaciones con las personas
• Reconocer los fallos propios sin desanimarse
• Aprender a hacer críticas positivas
• Reconocer los derechos de uno mismo y los de los demás
• Alcanzar los propios objetivos sin dañar a nadie
• Conseguir el sentimiento de satisfacción y seguridad en sí mismo